Las Bolsas de Cereales y de Comercio junto a las entidades integrantes de la cadena agroindustrial reconocen la tarea llevada a cabo por los transportistas de granos, subproductos e insumos agrícolas para lograr abastecer a nuestra población y el mundo en un contexto de crisis sanitaria como el impuesto por el virus COVID-19.
Hoy atravesamos un contexto internacional inestable y complejo, caracterizado por prolongados conflictos comerciales y agravado por la reciente emergencia sanitaria. Hechos que afectan negativamente a la economía global. Según datos de la FAO, el crecimiento será el más bajo de los últimos años.
Hace un par de días el Presidente dijo: “Para nosotros, el campo, lejos de lo que muchos escriben y de lo que algunos pocos dicen, el campo es un socio estratégico del gobierno argentino. Nosotros necesitamos que el campo crezca, porque el campo exporta, y esa es la única forma que tenemos de conseguir divisas en la Argentina. Nosotros no emitimos los dólares, los dólares nos llegan porque exportamos”.
De acuerdo a numerosos informes periodísticos difundidos el día de la fecha, el gobierno estaría por comunicar la peor noticia. Un nuevo aumento del 10% en las retenciones a la cadena de soja; la de mayor importancia y potencial de la Argentina.
Esta medida desesperada iría en el sentido contrario de lo que necesita el país: es decir salir de la crisis apuntando al crecimiento de su producción, el agregado de valor y a un desarrollo sustentable de su economía que permita generar más empleos, exportaciones y recursos genuinos a la economía.
Argentina es uno de los principales países productores de alimentos y fibras del mundo. Nuestras cadenas de valor tienen una gran capacidad para generar empleo, divisas y exportaciones. Cultivamos y procesamos productos inocuos y de calidad, con insumos de última generación, promoviendo técnicas basadas en las Buenas Prácticas Agropecuarias y utilizando las últimas tecnologías, bajo los más estrictos estándares internacionales.