Hoy enfrentamos desafíos significativos: inestabilidad en los precios, fenómenos climáticos extremos y transformaciones en el entorno económico, político y social. Es momento de dar un salto cualitativo. Debemos avanzar hacia una agroindustria moderna, competitiva, sostenible e innovadora, porque cada decisión que adoptemos hoy forjará el camino que nos posicionará en el escenario global y consolidará nuestro rol como motor clave de la economía nacional.

Estamos convencidos de que la baja a los derechos de exportación a los cultivos de soja, maíz, trigo, girasol y sorgo, publicada ayer en el Decreto Nro. 38/25 en el Boletín oficial, es una medida sumamente positiva, y más ahora que los productores agropecuarios atraviesan una compleja crisis a causa de los problemas climáticos y los bajos precios internacionales.

Recibimos el anuncio del poder ejecutivo sobre la baja temporal, especialmente de las retenciones a la soja y otros cultivos y la eliminación en las economías regionales, como un alivio a la crítica situación a la que viene siendo expuesta la principal cadena agroindustrial Argentina desde hace décadas. Más aún, en un momento económicamente crítico y de quebranto a nivel de la producción.

En un mundo que enfrenta desafíos sin precedentes, con una población que se incrementa y una demanda creciente de alimentos, la agroindustria argentina se alza como un actor clave para garantizar la seguridad alimentaria global y liderar el camino hacia un futuro sostenible. En nombre de las cuatro cadenas de valor: ACSOJA, ARGENTRIGO, ASAGIR y MAIZAR, tengo el honor de darles la bienvenida a nuestro encuentro de fin de año.